viernes, diciembre 31, 2010

Before They Make Me Run

Disipada la "fiebre" con píldoras de realidad, de esas que disuelven mis fantasías de convertirme girl from the north country, nos plantamos en el 31 de diciembre, el día de la San Silvestre Vallecana.

Esto consiste que que nada menos que 34.000 personas (yo diría que unas 3.000 más sin dorsal y es que vaya precio...), en lugar de quedarse en casa viendo el resumen anual de España Directo, pasan la última tarde del año corriendo desde el estadio del Madrid hasta el estadio del Rayo Vallecano. Obvio que sansilvestres se corren en muchas ciudades del mundo pero dudo que alguna se acerque a las dimensiones de la madrileña.


El recorrido es muy fácil, al alcance de cualquiera con un estado de forma normalito. Lo que la hace a la San Silvestre Vallecana especial es que la marca importa una higa (flipo con las chorradas que se leen en algunos foros de atletismo popular, corredores que se quejan del exceso de participantes, sobre la gente que va de juerga y demás... ¡pues claro, coño! tenéis docenas de carreras para hacer vuestras supermarquitas, esta es una fiesta, que no os enterais). Lo que importa es pasarlo muy bien durante los 10 km, es una fiesta donde se ven más y mejores disfraces que en carnaval. La gente, sobre todo al cruzar el Puente de Vallecas, se echa a la calle y anima a los corredores como si fuéramos superestrellas. Lo difícil viene al final, en encontrar un hueco en algún bar para las postreras cañitas antes de llegar a casa y encontrarse la mesa puesta.

Para mí será la tercera y la afrontaré con una tos muy fea agarrada a los bronquios, fruto de los demenciales cambios de temperatura que se viven en Madrid en los últimos días.
Sé que es masiva, que es un producto de marketing de Nike y blablabla, pero me encanta formar parte de ese rebaño.

The Rolling Stones. Before They Make Me Run (a este no me lo imagino yo en la San Silvestre. O sí, si hay bebercio...)

martes, diciembre 28, 2010

The Fever

Oh man...I've got the fever!

Bruce Springsteen & The E Street Band. The Fever


viernes, diciembre 24, 2010

We're a happy family

¿La batalla de Normandía? Una comida de hermandad entre boy scouts comparado con lo que va a ser la cena de esta noche en el palacio de los duques padres de Chevreuse. Pocos y mal avenidos.

Qué pereza. Con lo bien que estaríamos mi gato y yo en casa cenando unos macarrones con tomate... Pesadez de familia.
Pasadlo bien o soportadlo.

Ramones. We're a happy family

jueves, diciembre 16, 2010

Here Today

No sé si es más bonito o sabio, seguramente las dos cosas, el consejo que da Sir Paul McArtney antes de cantar esta preciosa canción (que escribió para John Lennon meses después del asesinato de éste) en el show de Jimmy Fallon.

Está muy bien. Lástima que yo no sea de las que dicen estas cosas. De verdad, a veces una faena.

Here Today

And if I say I really knew you well,
What would your answer be?
If you were here today.
Uh, uh, uh, here today.

Well, knowing you,
You'd probably laugh and say
That we were worlds apart.
If you were here today.
Uh, uh, uh, here today.

But as for me,
I still remember how it was before
And I am holding back the tears no more.
Uh, uh, uh,
I love you, uh.

What about the time we met? (what about the time?)
Well, I suppose that you could say
That we were playing hard to get.
Didn't understand a thing,
But we could always sing.

What about the night we cried? (what about the night)
Because there wasn't any reason
Left to keep it all inside.
Never understood a word,
But you were always there with a smile.

And if I say I really loved you
And was glad you came along.
Then you were here today,
Uh, uh, uh, for you were in my song.
Uh, uh, uh, here today.


Paul McArtney. Here Today


domingo, diciembre 12, 2010

The Promise

Vuelta de un puentazo del que regresé con más frío en los huesos que con el que me fui (como era de esperar) y del que me traígo como recuerdo algunos golpes, entre ellos uno en el coche, me encuentro con lo único que podía encender en mí una chispa: un aviso de correos. Así estamos. Sólo la Sociedad Estatal Correos y Telégrafos es capaz de mitigar la hipotermia emocional en la que me he instalado.

Porque, obviamente, ese aviso de correos no era para recoger una bombilla de bajo consumo made in china o una bonita y vanguardista felicitación navideña de mi querido alcalde.. Era para recoger la caja The Promise: The Darkness On The Edge Of Town Story, esa maravilla que lleva ya tres semanas en el mercado, por lo que de su contenido ya se ha podido ver y escuchar de todo, lo que ha incrementado mi esfuerzo para mantener mis ojos y oídos vírgenes hasta tener MI CAJA.

Ya la presencia aventura lo que te vas a encontrar dentro. Algo encantador. El cuaderno, reproduciendo con tremenda calidad uno de los muchos en los que Bruce anotó todo el material que iba creando para Darknes, es una preciosidad hecha con un gusto exquisito que te puede hacer consumir horas leyéndolo o intentándolo, porque vaya letraja que se gasta el amigo.
Pero mi paciencia iba a ser sometida una vez más a prueba. Al auido (la remasterización de Darkness más los dos CD con descartes) le hinqué el diente desde el momento en que puse un pie fuera de la oficina el jueves. Pero los tres DVD que incluye la caja suman un total de seis horas y con la firme intención de vémelos en formato sobredosis, con estos horarios de currita a jornada completa, amita de mi casa y corredora aficionada no pudo ser hasta ayer sábado por la tarde cuando me metí en vena toda la parte audiovisual de LA CAJA. El resultado: uno de mis mejores sábados que he pasado ultimamente (y esto mirado con calma, no es muy alentador).
Empiezo, cafetito en mano y recostada en el sofá, con The Promise. The Making of Darkness On The Edge Of Town, el documental en el que cuenta los dos años de preparación del disco. Había leído algunas críticas al documental por haber quedado pobre. A mí no me lo parece. Hombre, yo también hubiera preferido un No Direction Home y ojalá algún día lo haya, pero este cuenta lo que quiere contar, una gestación larga y dolorosa y hasta ahí, nada del alumbramiento de la criatura. Quizá hubiera estado bien una segunda película postparto pero la intención del documental es la que cumple, meter al espectador en las tripas de un proceso creativo que fue muy difícil por factores externos e internos.
Desde los problemas legales Mike Apple, cuestión que se liquida rápidamente hasta la obsesiva búsqueda de un sonido que Bruce no lograba (y no logró) sacar de su cabeza, se suceden episodios de tensión (el momento de las baquetas es una prueba de la infinita paciencia y santidad por parte de la banda) con momentos de relajación intercalados con el punto de vista actual de los músicos de lo que aquel disco pudo ser y lo que fue. Realmente parece que estás ahí, esperando la próxima decisión de Bruce, el próximo descarte, la próxima componenda y descoponenda que va a salir de sus cuadernos, compartiendo con la E Street Band una paciencia casi beatífica. Momentazo impagable, Bruce y Steve Van Zant tocando Sherry Darling (y lo que dice Bruce al terminar...será...). Y por cierto, Max Weigberg estaba muy bueno.
El segundo DVD tiene dos partes. La primera es Darkness On The Edge Of Town (Paramount Theater, Asbury Park, NJ, 2009), un delicioso capricho, más que un alarde porque la E Street Band no tiene hoy día nada que demostrar. En un bonito teatro vacío tocan, sin público, el Darkness On The Edge Of Town de cabo a rabo con la banda tal y como era en el 78, es decir, sin Nils Lofgren, Patty Scalfia ni Soozie Tyrell, y con la salvedad, claro está, de Charly Giordano sustituyendo al añorado Danny Federicci. No hay concesiones al público (claro, no hay) y sí muchos planos bastante interesantes y poco habituales. One, two, three, four y a tocar como estos tíos saben, con sudor y pelotas. Chicos, no os murais nunca. El momentazo, uno mil veces visto y pero del que no me cansaré jamás: Bruce y Steve, uno a cada lado del micrófono, desgañitándose en el final de Prove It All Night.
La segunda parte, Thrill Hill Vault 1976-1978 es una sucesión de distintas grabaciones desde la intimidad del estudio hasta el éxtasis del escenario de Phoenix en 1978. Las dos primeras piezas están grabadas en casa de Bruce, que canta a pecho descubierto (literalmente) junto a Steve, Save My Love y Candy's Boy, dos de las canciones resucitadas. Después se suceden otras tomas, ya en concierto, principalmente de las canciones que forman Darkness y los dos The Promise y que me reafirman en lo muchííííííííísimo que me gusta Ain't Good Enough For You (madre mía que tema más E Street Band), intercalada con una primitiva Candy's Rom. Para terminar, vale ya de café, hay que coger una cerveza: unos intensísimos fragmentos del concierto de Phoenix con trallazos como Badlands, The Promise Land, Prove It All Night, Born To Run y, oh Dios mío, un Rosalita que pone el corazón en taquicardia y sirve para explicar perfectamente porqué siempre se consideró esa gira algo casi de leyenda. Qué salvajada (y tiernísimo detalle el de las mozas subiendo al escenario para darle a Bruce un casto besito en la mejilla. Bueno, hay por ahí una un poco más lagartona).
El tercer DVD, Thrill Hill Vault Houston '78 Bootleg House Cut, no ofrece nada nuevo. Ni puñetera falta que le hace. Es una sobredosis. Tres horazas de esa perfecta máquina de rock que es la E Street Band en plena y rabiosa juventud. No tengo queja ninguna de lo que este grupo me ha dado cada vez que los he visto en vivo, faltaría más, pero no se puede obviar que son conciertos mastodónticos y con mucho público de picnic familiar. Puesto que lo del viaje en el tiempo no lo manejo todavía, he disfrutado como un cerdito en un charco asistiendo a este concierto de hace más de 30 años. Fuerza, rabia, energía, intensidad, camaradería, Big Man reinando (pese a que en Darkness no tuvo tanto protagonismo como en Born To Run), tocando Born To Run como si el mundo se fuera a terminar justo un momento después, anticipando esa confesión que es Independence Day... Me veo las tres horas con una sonrisa, bailando en mi sofá y abriendo alguna que otra cerveza más. El final, no con temas propios sino de sus ídolos, Detroit Medley de Mitch Ryder, You Cant Sit Down (lo siento, no sé de quién) y Quarter To Three del idolatrado por Bruce Gary US Bonds. Venían para reinar y aquí lo demuestran. No hace falta más para explicar el rock de Bruce Springsteen y la E Street Band.

Con los huesos, por fin, calientes apago el DVD.

Bruce Springsteen & The E Street Band. The Promise (¡¡y se quedó fuera!!)